El propio ser, la persona amada y el mundo que los rodea cobran vida y realismo en un camino conjunto.

Un mundo de sensaciones, amorosas y evocadoras, que convierten al poeta en superviviente de su propia cosmología y, como tal, resiste las embestidas de un entorno que se transfigura al paso de sus propias reflexiones.

Un universo de sentimientos, una realidad velada que se diluye entre fantasmas y emborronan la percepción del propio mundo del poeta.

Un eterno retorno nietscheriano, un canto de ida y vuelta desde el interior culminan esta descripción de su exorno poético.

¿Te animas a leerlo?

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